Al parecer, no fue tan pendejo.
Después de escuchar aquella leyenda de Los Donguis quedé pasmado, y al momento de iniciar la construcción ni quise asomarme al sótano, sin que antes no pasaran Balsocci y Balsa; En una de estas veces, los ingenieros se toparon aproximadamente con ocho donguis en la planta alta de la obra, que rápidamente deboraron a los encargados de la construcción con su movimiento epiléptico en masticación. Después de ello, nunca más he vuelto a tomar un tren, ni pasar por un túnel para no toparme con algunas de estas vastas babosas
No hay comentarios:
Publicar un comentario