Final de "Casa tomada"

No nos miramos siquiera. Apreté el brazo de Irene y corrimos hacia la cocina, de donde provenía el ruido; rápidamente tomamos lo primero que vimos para atacar a la bestia que nos había tomado la casa. Irene al entrar a la cocina encendió la bombilla, al mirar asqueados a esa vasta babosa quedamos pasmados porque resulta que era nada mas y nada menos que un Dongui, que al percibir la luz salió huyendo inmediatamente de la casa; corrimos a cerrar la puerta de roble; una vez la puerta cerrada nos sentimos más aliviados. Hoy día Irene y yo dormimos con la luz encendida por las noches para evitar que nuestra casa sea tomada nuevamente.